
Los perros son una de las criaturas más compasivas y cariñosas. Nos colman de amor cuando más lo necesitamos. No sólo se preocupan por nosotros, sino que también brindan apoyo y amor a otros perros y animales que lo necesitan.
He escuchado muchas historias conmovedoras en las que los perros mostraban su naturaleza empática y amorosa, pero la siguiente historia derritió mi corazón.
Abby, una perra solitaria y heroína de la historia, se convirtió en la madre protectora de un pequeño cachorro rescatado que había sido separado de su madre biológica.
Veamos cómo el amor y los cuidados de Abby disiparon todos sus miedos e inseguridades.
Un pequeño cachorro que necesita amor

Mientras Keri, una amante de los perros, conducía por la carretera con su amiga, vio a un hombre sosteniendo un cachorro. Los dos amigos se detuvieron inmediatamente para comprobar qué estaba pasando.
Después de que Keri descubriera que el hombre estaba vendiendo al cachorro, lo rescató y lo llevó a casa . El pequeño cachorro tenía entre 3 y 4 semanas.
Keri estaba convencida de que se trataba de una señal proveniente del universo. Ella creía que este lindo cachorro sería el compañero ideal para su otra perra, Abby, que se había sentido sola.
El lindo cachorro derritió el corazón de Keri. Ella lo llamó Riley.
“En un par de horas me he enamorado de él”.
No podía esperar a llegar a casa para presentarle a Abby. Cuando lo vio por primera vez, Abby se sorprendió mucho de lo pequeño que era.
Era tan pequeño que Keri no podía encontrar ropa que le quedara bien. Ella le hizo una chaqueta con un calcetín.
Abby se acercó al pequeño cachorro y lo olfateó. Después de verlo tan pequeño y frágil, sintió un fuerte deseo de protegerlo.
Esa noche, el dulce cachorro le robó el corazón a Abby. Sintió una enorme compasión por Riley, quien fue separado de su madre biológica cuando más la necesitaba . Abby se dio cuenta de que la extrañaba mucho.
Una mamá protectora y amorosa

A partir de ese día, Abby se convirtió en su mamá, su mayor apoyo y su mejor amiga.
Los dos perros se volvieron inseparables, abrazándose y jugando entre ellos todo el tiempo. Verlos juntos derritió el corazón de su madre.
“Lo más dulce fue cuando ella puso su cabeza encima de él”, dijo Keri.
Esa era su manera de decirle que él estaba a salvo y que ella siempre estaría ahí para él.
Riley se empapó de todo el cariño y cuidado que le brindaron desinteresadamente. Era el cachorro más feliz del mundo.
Abby ya no se sentía sola. Tenía a Riley, a quien amaba inmensamente, y se sentía orgullosa de ser su madre.

Los dos cachorros suelen vivir aventuras con su madre.
Cuando necesitan ir a algún lugar, suelen jugar. Keri escribe dos destinos en dos hojas de papel y las dobla. Los pone a sus espaldas y deja que sus cachorros elijan adónde quieren ir.
Tanto Abby como Riley aman mucho a su mamá y son su mayor apoyo emocional. Los tres se animan mutuamente y cuando están juntos se sienten invencibles.
Keri se siente muy agradecida con el universo por enviar a Riley con ella y Abby. Él era justo lo que ambos deseaban.
“Era perfecto. Era justo lo que había puesto en el universo para nosotros”.
No podríamos estar más felices por los dos cachorros y su mamá, Keri. Estaban destinados a encontrarse. Su amor incondicional llenó sus corazones de alegría y cambió sus vidas para siempre.